sobre el mundo del 2001 y los temblores

K me vino a buscar anoche tipo 2 am. Me pincha al celular 3 veces para que salga. De pesada, le contesto para que me hable y no salgo. Al final me contesta, me echa un par de garabatos y salgo al fin. Su novio va adelante, así que me tengo que sentar atrás con una montaña de chaquetas y desperdicios varios como los pendejos. Le digo que me enseñe a manejar y acepta de mala gana. Así no me tienes que venir a buscar, le digo. Pf, me dice. K siempre dice "pf" cuando sabe que algo no va a resultar.

Llegamos a la casa de P y sólo hablo con Ele y Nico, que se sientan al lado mio. Ignoro por completo las otras conversaciones que transcurren paralelamente y me siento un poco como en el colegio, cuando nos sentabamos atrás de la sala y nadie podía cachar de qué o quién nos estabamos riendo en realidad. Me fumo la mitad de una cajetilla. Le pregunto a T por su pega en lun. Le hago quite al gato infecto de P, tomo sprite porque se acabó la coca light. Ele y Nico se van, me quedo conversando con 9 y su tema favorito de conversación en los últimos 3 meses; el embarazo de V. Luego pasamos a las aventuras extra maritales de cierta chica conocida por su santidad y así me pone al día sobre todos los hechos transcurridos en el mundo del 2001.

Vuelvo a mi casa, logro quedarme dormida y tiembla. Fuerte. Me asusto un poco y me levanto a mirar por la ventana de la escalera. Pienso en las placas que se sacuden, que se acomodan, que se preparan para la gran explosión que todos están esperando desde el 85. Pienso en los pueblos de Aysén que conocí el año pasado, en la tienda de Chacabuco donde aun vendían mocasines Pluma, en esa gigantesca muralla china entre Balmaceda y Coyhaique. Vuelvo a las placas y en eso de acomodarse cada cierto tiempo, de buscar la posición más cómoda para pasar el tiempo más próximo. Hasta que ya se haga demasiado insostenible seguir siendo la misma persona y no queda otra que cambiar.