más filosofías baratas y zapatos de goma

Mientras miraba a mi amiga M con sus amigas del colegio, me acordé de la teoría esa que no sé si la inventé o realmente la leí en algún lado. Esa que las personas que conoces están destinadas a conocerte. No sé. Puede sonar muy bonito y todo, pero hasta qué punto una persona puede estar destinada a ti.

Hace poco una amiga terminó con su novio porque este pensaba que ella "no era el amor de su vida" Y de dónde sacó ese concepto, le pregunté a mi amiga, que me miraba obviamente aun más desconcertada que yo. Qué es, qué representa el amor de tu vida cuando tienes 22 años. Tampoco sé. Trato de teorizar para que se olvide un poco del tema central.

Supongo que no puedes saber quién es el amor de tu vida hasta que te estás muriendo o eres realmente muy viejo. De aquí a que me muera, -suponiendo que antes no me atropellen ni nada por el estilo -, pueden haber muchos amores de mi vida pululando por ahí. Tal vez a algunos ni siquiera los vi. Tal vez no me vieron. Incluso ni siquiera nos conocimos. Qué se yo. El amor de tu vida me parece un concepto sacado de los cuentos que leía cuando chica. El amor de tu vida es precisamente el amor que tienes en este minuto de la vida, creo. Muchas veces uno cree estar enamorado y no era tal. Después todo se termina y piensas que nunca lo vas a superar. O no quieres superarlo, como en esa canción de los Magnetic Fields.

Porque de repente es cómodo no salir a buscar a alguien nuevo, acostarse temprano aduciendo depresión y ver una película sola, porque da lata todo el proceso de conquista, de coqueteo y todas esas huevadas que odio. Hace un tiempo hablabamos de eso con un grupo de personas y una dijo que estaría dispuesta a casarse con tal de no tener que flirtear con nadie más en la vida. Sin llegar a ese extremo, creo que no tener que volver a hacerlo es realmente un alivio. Yo no lo disfruto. Me duele la guata todo el día, me canso tratando de decir las cosas correctas en los momentos adecuados, me agoto de venderme, así de fácil. Todo el mundo dice que lo mejor es presentarse tal cual uno es. Pero todos sabemos que tal cual uno es a veces deja mucho que desear. El proceso de conquista, al igual como se ve en Animal Planet es todo un ritual que prefiero saltarme. Un asunto cansador, donde hay que ser inteligente, ocurrente, divertida, mina, misteriosa, espontánea, clever, buena persona, sensible y además hacerlo rápido. Y eso es demasiado esfuerzo para mi. Tiene que haber algo más allá afuera que una compra y venta de primeras impresiones tan calculadas.

(Yo cacho que alguien lee esto y termina por creer que soy la mujer más superficial del mundo. So what)

Me salí del tema al que iba al principio. Retomo. Con todo estas cosas de las destinaciones y los destinos que me gustan tanto, me puse a pensar en la gente con la que te sigues topando una y otra vez. No sé qué será. Me gustaría pensar que es el destino, pero no sé. El destino es una cosa muy rara. Puede o no significar muchas cosas. A veces me gusta darle significado a cosas que realmente no son nada. Como que la micro se quede en pana y me bajo y justo me encuentro con alguien. O que en la radio tocan puras canciones que me recuerdan a la misma persona. O que alguien se baje de la micro solo porque me vio. Qué se yo. Me gusta pensar que si no hubiera salido atrasada no me habría encontrado 10 lucas botadas en la calle porque alguien más las hubiera encontrado por mi. O que prendo la tele y justo están dando mi película favorita. Pienso en mis amigos y en las formas en que nos conocimos. En las cosas que no habrían pasado si no me hubiera cambiado de universidad. Las cosas que he hecho mal y las que he hecho bien tienen una directa relación en como estoy ahora. Ya sé que no estoy descubriendo la pólvora con esto, pero me gusta darle vueltas a estos asuntos. Por momentos es esclarecedor.